“Por naturaleza tenemos pelo, y nuestro pelo es de tal color. Por cultura nos lo cortamos, peinamos o teñimos. Quien se queda calvo pierde el pelo naturalmente. El monje budista o el punk que se tonsuran la cabeza pierden su pelo culturalmente. Por naturaleza somos capaces de hablar (en general) y por cultura somos capaces de hablar (precisamente) en francés.
Por naturaleza, congénitamente, sabemos hacer las cosas más difíciles e imprescindibles para nuestra supervivencia: sabemos respirar y bombear la sangre al ritmo adecuado para nuestro organismo, sabemos mantener en nuestra sangre un nivel relativamente constante de temperatura, de presión, de concentración de azúcar y de iones de hidrógeno, etc. y sabemos hacer todo ello incluso mientras dormimos. También sabemos hacer algo tan complicado como reproducirnos. Capacidades naturales tan aparentemente triviales como la de reconocer las caras de nuestros amigos sobrepasan las posibilidades de los más potentes computadores y sofisticados programas hasta ahora conocidos. Sin embargo, nosotros las realizamos con toda facilidad, gracias a la presencia de coprocesadores específicos dedicados a esa tarea, situados en los lóbulos occipitales de nuestros cerebros.
Por cultura, aprendidamente, sabemos andar en bicicleta, sumar números enteros, leer, cultivar tomates, freír huevos y agarrar el tenedor como es debido. La cultura viene a veces en socorro de la naturaleza. Cuando nuestros ojos ya no saben enfocar adecuadamente, cuando el programa genético que hemos heredado ya no basta para enfocar lo que miramos, la cultura nos proporciona gafas graduadas con que remediar ese fallo de nuestra naturaleza. Cuando el diabético pierde su capacidad de regular naturalmente el nivel de azúcar de su sangre, la cultura viene en su auxilio con el diagnóstico y el tratamiento de insulina conque compensar esa carencia natural. Otras veces la cultura es irrelevante o incluso contraproducente para mes-ta natura. No olvidemos que por cultura nos ponemos cilicios, fumamos, nos alcoholizamos, nos inyectamos heroína, contaminamos el aire que respiramos, torturamos, hacemos la guerra y morimos por la patria.”
Jesús Mosterín, Filosofía de la cultura (Alianza Ed. 1993)
Natura, cultura i llibertat
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